Todos los que convivimos con gatos sabemos que estas maravillosas criaturas “esconden” en sus patitas unas espectaculares garras que, a veces, nos crean más de un problema. Cuidar de las uñas de nuestro gato es algo imprescindible para mantener un buen estado de salud del animal y conseguir una convivencia armoniosa sin disgustos ni lesiones. El gato doméstico no tiene la necesidad de utilizar sus uñas de forma habitual por lo que su desgaste es bastante menor y nos toca a los humanos solucionar este problema
Qué son y para qué sirven las uñas del gato
El gato posee en total 18 uñas. Cuatro en cada pata trasera y cinco en cada delantera, ya que en estas patas posee el garrón o espolón, una pequeña falange que no llega a tocar nunca el suelo y cuya uña tiene mayor potencia que el resto, que son uñas tremendamente finas. Todas ellas son curvadas hacia abajo y se encuentran ancladas a la falange distal de cada dedo.
Las uñas de los gatos son retráctiles, es decir, apenas son visibles en situaciones normales, pero cuando son necesarias el gato puede extraerlas gracias a los tendones flexores. De este modo las uñas quedan protegidas al caminar, lo que evita su desgaste y colabora en el desplazamiento sigiloso de nuestro compañero.

La uña de un gato está formada por dos partes: La parte hecha de queratina y formada por varias capas y la pulpa de la uña, a la que siempre hay que respetar. El corazón de la uña posee nervios y vasos sanguíneos, por lo que un mal corte puede resultar doloroso para nuestro compañero.
El uso de las uñas en un gato forma parte esencial de su forma de ser. Recordemos algo importantísimo, nuestros gatos son expertos cazadores y sus uñas son una parte imprescindible para desarrollar su instinto cazador, ya que con ellas son capaces de capturar las piezas que, en una vida sin tutela humana, aseguran su supervivencia.
Pero no solo son un arma para la caza, las uñas del gato son utilizadas para realizar estiramientos musculares, reducir el estrés, mantener el equilibrio cuando caminan y corren. Son imprescindibles para trepar a lo alto, con ellas excavan en el suelo, se rascan el cuerpo, atraen objetos hacia ellos, son incluso una forma de comunicación. En definitiva, las uñas del gato son una parte importante de su anatomía y como tal debemos prestar atención a su cuidado.
Las uñas del gato en la convivencia con el humano
Las uñas crecen constantemente y envejecen.
Ya hemos dicho que están formadas por varias capas. Según se forman capas nuevas, las exteriores, más antiguas, se van desprendiendo en la acción de rascado de superficies. Si nos fijamos bien, no es raro encontrarnos pequeñas capas de uñas desprendidas de forma natural por cualquier lugar.
¿Qué problemas podemos ver si no cortamos las uñas del gato?
Cuando éstas están excesivamente largas pueden engancharse con facilidad en las tapicerías de la casa, en nuestra ropa o en rascadores. La intención del gato de liberarse de ello puede generar uñas descamadas, rotas por mal sitio e incluso lesiones.

Ellos mismos al rascarse y acicalarse pueden hacerse daño con las uñas.
El caminar del gato también puede verse afectado si la longitud de sus uñas no permite un buen apoyo de los pies en el suelo.
Si crecen demasiado, al ser curvadas pueden clavarse en sus almohadillas causando inflamación dolor, sobre todo en los espolones.
Si los gatos conviven con más ejemplares los juegos inocentes entre ellos pueden convertirse en desencuentros que acaben con arañazos no intencionados, pero no exentos de problemas.
Y, por supuesto, no podemos olvidar que su manejo se complica considerablemente, ya que el humano que intente manipular a un gato con uñas demasiado largas puede resultar lesionado sin querer.
Cortando las uñas a nuestro gato. Cuando y cómo hacerlo.
Es difícil establecer una periodicidad fija, por lo que debemos estar pendientes de la longitud de las uñas de nuestro gato.
Si observamos alguno de los problemas anteriores en su día a día o si al caminar escuchamos los pasos de nuestro compañero, no cabe duda, tenemos que cortar las uñas al gato. Pero para evitar esto lo mejor es crear una rutina de calendario y establecer la “obligatoriedad” de realizar la gaticura a nuestro compañero cada dos o tres semanas.
Consejos para cortar las uñas del gato

El primer consejo es el de acostumbrar a nuestro gato al corte de uñas desde que es jovencito para que sea algo rutinario. Bastará con que al principio manipules frecuentemente sus patitas y sus almohadillas para que cuando quieras cortar sus uñas este gesto ya sea habitual para él.
La elección del momento y el lugar es muy importante. Busca un momento en el que el gato esté tranquilo y relajado. Es lógico pensar que si nuestro gato está excitado su manipulación será mucho más difícil. Elije un lugar sin distracciones y con buena iluminación. Siéntate cómodamente y coloca a tu gato en tu regazo, ambos mirando hacia la misma dirección. Ten a mano la herramienta de corte para que no tengas que moverte del lugar donde os encontráis.
Tu estado emocional es muy importante, mantente relajada y segura de lo que haces para que el gato no note nerviosismo en tu ánimo y él mismo se ponga nervioso.
Una vez que todo está dispuesto comenzamos con el corte propiamente dicho.
Toma suavemente la patita de tu gato y aprieta levemente la zona de la almohadilla para que la uña quede visible y ve comprobando una a una el estado de cada uña.
Presta mucha atención a la uña, observarás que se pueden distinguir dos partes. Una blanca y otra en tono rosado. Esta última es el rápido y contiene todos los vasos sanguíneos u nervios, por lo que nunca debes cortar la uña en esa zona. En caso de no estar segura del límite entre las dos zonas lo mejor es realizar un pequeño corte en la punta de la uña. Es preferible realizar esta operación más frecuentemente que lastimar a nuestro compañero.
En el caso de cortar la zona del rápido nuestro gato sangrará, es importante tener a mano un pequeño botiquín de urgencia. Para ello, como siempre que hablamos de temas de salud, lo mejor es comentarlo con tu veterinario para que te recomiende el mejor producto para estos casos.
Cuando veas que la parte blanca necesita un corte, realizalo de forma ágil y segura para asegurarte que el corte es limpio. La direccionalidad del corte es también importante, la uña debe cortarse en un ángulo concreto, la parte exterior de la uña ha de quedar más larga que la interior.

El corte no solo va a depender de nuestra agilidad, también juega un papel importante el utensilio que utilicemos. Es imprescindible tener un cortaúñas especial para animales y mantenerlo siempre en buen estado para que estén afilados y corten en vez de aplastar la uña. Hay muchos modelos en el mercado, elige uno que corte bien y que puedas manejar cómodamente con una sola mano para reducir el tiempo de cada corte.
Consejos adicionales
Es importante que el gato relacione el corte de uñas con algo positivo, por lo que añadir una recompensa al terminar es una buena idea. Si es necesario y se pone algo nervioso podemos ofrecérsela después del corte de cada uña. La cuestión es que para él sea algo positivo.
Si a pesar de tus esfuerzos tu gato no lleva bien estas sesiones no fuerces la situación e insistas en terminar todas las uñas de una sola vez “a pesar de todo”. Es preferible hacer sesiones más cortas y tardar algo más que arriesgarnos a que el cortaúñas sea el gran enemigo de nuestro compañero.
Si es necesario busca la ayuda de otra persona que entretenga al gato mientras tú te concentras en el corte.
Y, por supuesto, si no te ves capaz de realizar su gaticura acude a un especialista, tu veterinario o tu peluquería de animales favorita podrán echarte una mano. Ellos son profesionales y están habituados a realizarlo frecuentemente. No te sientas mal por no ser capaz de hacerlo, piensa que los gatos no quieren que les corten las uñas y no van a dejarse sin presentar batalla.
